Coronavirus y Administración de Fincas

En estos días especiales, donde nos muestran nuestras calles vacías, después de asimilar la necesidad de estar encerrados, cuando empezamos a habituarnos a la nueva situación, se nos acercan las vacaciones de Semana Santa y el destino más deseado es la plaza o la terraza de la esquina. En este parón en el que nos hemos dado cuenta de que los héroes no son los que corren en pantalón corto por un césped, sino los que llevaban años vendiéndonos pan, limpiando nuestras calles y escaleras, aprovisionándonos de comida y, sobre todo, esa raza de personas de bata que demuestran lo que es la verdadera vocación de profesión y cómo se transforma en responsabilidad y entrega sin límites. En esta realidad que vivimos, y que hace un mes si la hubiéramos visto por un agujero pensaríamos que es una película de ciencia ficción, toda la sociedad se ha confinado de tal forma que los animales, desorientados, no saben si tienen que ocupar el que hasta ahora era nuestro espacio vital, siempre ocupado, hasta hoy sin tregua.

Y esta sociedad entera se ha recluido en sus edificios, donde la mayoría de veces para bien, y alguna no tanto, tiene que convivir con sus vecinos. Hoy, en esta realidad, la profesión de administrador de fincas está teniendo su prueba de fuego, 130 administradores de fincas en Navarra, con aproximadamente 450 profesionales contratados en sus despachos, están velando de una forma muy intensa para que todos estos micro ecosistemas funcionen a la perfección y hagan más cómoda y confortable toda esta estancia. Como directores de orquesta, dirigen una infinidad de grandes profesionales que hacen que nuestras casas, y hoy también refugio contra esta pandemia, funcionen de una forma sincronizada cada uno de sus sistemas. En una mezcla entre teletrabajo y presencia en sus oficinas, están haciendo posible que no se eche nada de menos y que todo funcione correctamente.

En un primer momento costó un poco adaptarse a la nueva situación, ser conscientes que confinarse obliga a no usar, si la hay, la plaza o jardín comunitario. Centrar que los elementos comunes son una zona de paso y no de estancia, aprender que el ascensor ahora solo se puede usar por una persona… Pero a base de circulares, y otras veces usando algo de psicología, los profesionales hemos podido constatar cómo se comporta una sociedad unida. A pesar de algún caso anecdótico, la colaboración y asunción de todo lo solicitado ha sido ejemplar. Los administradores de fincas, asesorados por la administración con muy poca conflictividad, teniendo en cuenta que toda la sociedad está en su comunidad de vecinos, vemos cómo todo está funcionando muy bien y la convivencia, en una situación estresante, está siendo ejemplar.

En esta situación todos hemos sentido la necesidad de instalaciones que no les hemos dado su importancia: servicios como televisión e internet han tomado una categoría de primer orden, están solucionando muchas horas de ocio y haciendo posible el seguimiento del curso escolar a jóvenes y niños y la posibilidad de teletrabajo de sus padres. Todo estaba en óptimas condiciones y las deficiencias se han solventado con profesionalidad y rapidez.

Teniendo en cuenta la presión poblacional que albergan ahora los edificios, las empresas de limpieza han modificado protocolos de limpieza y han sido y están siendo una pieza clave en la lucha contra la enfermedad. Incluso varias, cuando se les ha indicado la necesidad de un plus de limpieza en alguna zona al vivir una persona con riesgo alto de contagio por enfermedad, han arrimado el hombro sin poner ninguna traba. Entiendo que los vecinos tenemos que saber valorar y ver esta realidad, a veces invisible o imperceptible que mantiene la estética y la salud de nuestras escaleras, portales y rellanos por unos profesionales que empiezan su faena mucho antes de que se despierte el sol y la mayoría de nosotros.

Para colmo o por suerte, estos días vemos lo que no hemos visto en todo el año, nevar a través de la ventana, protegidos por sistemas de calefacción que nos permiten hacer más agradable la sensación de la nieve, o más añorable. Sistemas muy complejos de calderas, sistemas de seguridad de gas, tuberías, patinillos, placas solares, calderas y programaciones, de una forma cada vez más eficiente, dan un confort y un servicio cada vez más ajustado a variables como menor contaminación y mayor servicio regulable individualmente a pesar de ser servicios centrales.

Tanto para cargar con algunas compras compulsivas que se dieron en algún caso, con cantidades de papel higiénico como para vendar dos edificios, como para el uso de nosotros mismos, los ascensores, como siempre, siguen salvando la gran verticalidad que hay desde la calle hasta nuestros hogares, llenas de barreras arquitectónicas sin ningún tipo de problemas, sobre todo a las personas que más difícil tienen su movilidad.

Servicios de agua, servicios de desagüe, servicios de extracción de aires nocivos, sistemas de extinción, instalaciones eléctricas, seguros por lo que pueda pasar. Todo está, como siempre, para que cumpla con la bondad de la palabra hogar. Y si no, llame a su administrador de fincas, que si es urgente hará que funcione.

Con el último Real Decreto Ley 10/2020, de 29 de marzo de 2020, que determina como actividad esencial la función de los administradores de fincas, sí obliga a centrar su forma de trabajar en las comunidades. Paralizando todos los mantenimientos rutinarios y obras no urgentes y atendiendo las reparaciones que se necesiten para mantener funcionales todos los servicios de la comunidad. Incluso si para las mismas hay que hacer uso de servidumbres de paso. Pudiendo darse que, si no hay otra alternativa, si se debe acceder a una vivienda para hacer la reparación oportuna, se entrará para que todos los servicios sigan operativos.

Por último, en nuestro colectivo queremos reconocer a los copropietarios el habernos hecho fácil el trabajo en esta situación. También, en estas fechas donde todos estábamos más sensibles, queremos agradeer las muestras de cariño que nos han hecho llegar muchos de nuestros vecinos tras hacerles llegar notificaciones y normas de conducta o la respuesta de una solicitud. La verdad que esas palabras amables, a un colectivo que de normal se acude con nervios cuando se tiene un problema, nos ha dibujado más de una sonrisa, y aun en estos momentos nos ha alegrado el día de trabajo.

Esperamos vernos pronto, primero en la calle y luego también en la multitud de asambleas que se han suspendido y aún no tenemos claro cuándo se deberá realizar. Ahí tendréis que tener un poco de paciencia para que podamos centrar todo este trabajo acumulado.

Así que, como se empieza a decir, falte lo que falte€ Ya falta menos. Y si tenéis algún problema en vuestra comunidad, seguimos estando ahí.

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